martes, 4 de abril de 2017

Chiang Ching, las ambiciones revolucionarias de una líder comunista. (Parte VI)


Torsiones y vueltas de la revolución
Por Zafia Ryan

Hay dos cosas que realmente enloquecen a la burguesía: las masas haciendo la Revolución y los líderes revolucionarios en el poder, apoyándolas y dirigiéndolas. Aunque no es raro que la burguesía atribuya toda la violencia de la Revolución Cultural al "enérgico" apoyo personal de Jiang Qing a las masas revolucionarias, una mirada cercana a su papel demuestra que luchó abrumadoramente para mantener la orientación de Mao de que el puñado de dirigentes del Partido seguidores del camino capitalista podían ser derrotados sin violencia. Esto era objetivamente cierto porque la revolución estaba realmente dentro, a su vez, de la revolución que tuvo lugar bajo la dictadura del proletariado, cuya función principal es eliminar a los enemigos de la clase trabajadora y del pueblo. Esta situación es la contraria a la que hay actualmente en China, donde debe formarse un nuevo Partido Comunista que dirija a las masas para derrocar violentamente la dictadura de la burguesía que fue establecida en 1976. 
Por lo tanto, aunque la supresión armada de los principales seguidores del camino capitalista no era necesario porque el proletariado estaba al mando, al mismo tiempo Mao no se retractó del hecho de que una vez las masas estuviesen completamente animadas a hacer la revolución y lograr cambios políticos radicales, algunas cosas seguramente se irían de las manos. Tampoco fue sorprendido, porque como ocurrió constantemente en la GRCP, surgieran líneas opuestas a la centrista, fomentando la violencia para desviar la lucha política principal. "En los cambios catastróficos que ha habido el año pasado, ha habido un caos en todas partes. No hay conexión entre el caos en un lugar y el caos en otro. 
Incluso la lucha violenta es muy buena, porque las contradicciones se resuelven fácilmente una vez se manifiestan. Las pérdidas en esta gran revolución cultural han sido mínimas, y los logros inmensos". En el calor del verano de 1966, cuando la Revolución Cultural acababa de nacer, Jiang Qing luchó contra la tendencia ultraizquierdista que quería atacar físicamente a los dirigentes revisionistas y a sus partidarios, evitando el proceso mucho más difícil de lucha ideológica y política que la izquierda abanderaba. "La lucha por la fuerza sólo puede tocar la piel y la carne, mientras que la lucha razonando las cosas puede tocar las almas". En parte, el giro hacia los enfrentamientos violentos fue espontáneo y una expresión de la aguda lucha de clases: los trabajadores lucharon verbalmente, pero también arrebataron el control de las calles a los comités municipales en al menos ocho provincias diferentes a comienzos de 1967. Se pidió al ejército colaborar con los trabajadores y los Guardias Rojos y ayudar a restaurar el orden. 
Al mismo tiempo, las fuerzas derechistas abogaban abiertamente en algunas áreas por la violencia, tergiversando ciertos eslóganes e incitando a las masas a atacar a revisionistas menores para que no se centrasen en ellos mismos. Por ejemplo, el eslogan "arrastrar un puñado al ejército" se interpretó literalmente en algunas áreas, y se aplicó en todas partes donde la derecha podía salirse con la suya; a veces incluso se llegó a quitar armas a las tropas regulares. Jiang Qing defendió su postura:
"No caigamos en la trampa. El eslogan no es correcto, ya que en el Partido, el gobierno y el ejército están, todos, sometidos al liderazgo del Partido; sólo podemos hablar de arrastrar a unos pocos dirigentes revisionistas del Partido y nada más. Si hiciésemos lo contrario, sería acientífico, y el resultado sería que las personas equivocadas estarían en todas partes, y casi ninguno de los distritos militares diferenciaría lo bueno de lo malo. Incluso si algunos camaradas, una minoría de camaradas, algunos compañeros individuales de nuestro ejército cometiesen graves errores, no es necesario que se les trate de esa manera...”
Jiang Qing continúa diciendo que a la juventud, por supuesto, le gusta la acción, pero que es también necesario "ejercitar vuestras mentes" para llevar a cabo el difícil proceso de lucha-crítica-transformación. Viajar de un lado a otro atrae a los jóvenes, pero ellos pueden no conocer las condiciones particulares de todos los sitios y pueden cometer errores. "Debéis confiar en las masas locales y no hacer las cosas que deben hacer ellas por sí mismas, así como nosotros no podemos hacer la revolución en vuestro nombre. Todo lo que podemos hacer es consultaros y guiaros."
De hecho, no siempre fue tan claro cómo manejar la naturaleza contradictoria de la violencia producida por el celo revolucionario de las masas y la intensidad de la situación sin actuar como freno al impulso revolucionario que era justo y necesario para la transformación de la sociedad y el ejercicio de la dictadura del proletariado, incluso en el ámbito de la recuperación del poder político. Si en la revolución hay desorden y excesos, por los cuales Mao asumió la responsabilidad, también es objetivamente cierto que reconocerlos y manejarlos correctamente no siempre puede lograrse hasta que algo de humo desaparece.
Al mismo tiempo, algunas fuerzas se aprovecharon de esto por sus propias razones oportunistas. Dentro del propio grupo CRG, al que Jiang ayudó a dirigir, algunos elementos (como Chen Po-ta) abrazaron abiertamente el uso de la fuerza, y la gente siguió su ejemplo, especialmente después de la provocación y motín de las unidades militares que apoyaban a la derecha en la Ciudad de Wuhan en 1967. Estos líderes del CRG, más tarde identificados como ultra-izquierdistas, tenían como objetivo crear el caos y convertirlo en su ventaja, no pudieron ser apartados hasta un tiempo después.
La derecha también organizó la violencia entre una sección de la Guardia Roja que se había vuelto en contra de la CRG. Chou En-Lai, por su parte, siempre tuvo una amplia línea de derecha a pesar de su alianza con Mao, y que de que a menudo apareciese en público con la izquierda, jugó un papel muy centrista y siempre enfatizó en la calma y en restaurar el orden.
Jiang siempre defendió atacar y derrocar al enemigo ideológicamente y políticamente, y pidió la moderación de las masas cuya ira se despertó completamente. En sus discursos, señaló que Liu Shao-Chi había sido echado del poder sin la fuerza de las armas. Sin embargo, cuando las armas fueron emitidas "para la defensa", a ciertas unidades de la Guardia Roja y fuerzas rebeldes contra fortalezas derechistas del PLA, ella iba con ellos.
Su célebre eslogan, "atacar con la razón, defender con la fuerza", no fue promovido porque tendía a confundir la línea divisoria entre ambas cosas, y terminó alentando el uso de armas entre otros sectores de la población, lo que no resolvió el tipo de contradicciones surgidas entre grupos y organizaciones de masas. ¿Quién iba a saber exactamente dónde terminaba la defensa y dónde empezaba el ataque? En septiembre de 1967, Mao regresó a Pekín tras visitar varias regiones, y poco después se emitió una circular que prohibía la captura de más armas.
"Es fácil hacer la revolución contra los demás, y es difícil hacer la revolución contra uno mismo". 
Durante la Revolución Cultural, Jiang Qing desarrolló una estrecha relación con las masas revolucionarias, quienes llegaron a apreciarla como líder revolucionaria del Partido. Observando una reunión a la que asistió, un sinólogo soviético describió a la multitud animada, que "seguía estallando en aplausos": Después de Chen Po-ta, Kang Sheng y Li Hsueh-Feng, cuyos discursos no recuerdo completamente, puesto que no dijeron nada de interés, se dio la palabra a Jiang Qing, que, con su uniforme militar y sombrero verde, no paraba de moverse. Su discurso puso en llamas a la sala... ‘vosotros sois la nueva generación revolucionaria’, dijo. ‘Vosotros sois los que debéis llevar a cabo la revolución. Tenéis que ir más lejos. Nosotros, la generación más vieja, nos vamos, y mientras nos vamos, os damos nuestras tradiciones revolucionarias. El presidente Mao os está dejando China. El Estado estará en vuestras manos. ¡La escuela de la Revolución Cultural es una gran escuela!’ El efecto fue inmediato. Desde el momento en el que los líderes se fueron, la reunión continuó sin cesar. Los locutores se sustituyeron, todos tratando de superar al otro por su entusiasmo...”
Por el ejemplo que ella misma era, Jiang despertó a otros para que se atreviesen a ser como ella, a poner todo lo que tenían en la línea del gobierno político del proletariado, a negarse a ceder ante los astutos y calculadores contrarrevolucionarios y especialmente a tener claro quién es el enemigo, distinguiendo entre los dirigentes capitalistas del Partido y aquellos que están simplemente bajo su influencia por ser ideológicamente débiles y fáciles de manipular para que se opongan a sus propios intereses fundamentales.
Era ingeniosa en combinar la confianza revolucionaria en las masas y el desprecio hacia el enemigo con un liderazgo práctico para guiar el manejo de complejas y múltiples contradicciones que estallaban por todas partes mientras el pueblo luchaba por tomar el poder de los caminos capitalistas.
Dirigiéndose a delegaciones de todas partes y de diversos sectores de la sociedad, destacó la necesidad de fortalecer la visión ideológica del proletariado, fomentar la crítica audaz y la autocrítica, luchar contra ideas opuestas y mantenerse firmes ante las dificultades. Jiang Qing instó a los veteranos revolucionarios a permanecer jóvenes políticamente, y a dejarse templar por el fuego de los jóvenes que estaban abriendo nuevos caminos para el proletariado. Alentó a los jóvenes también a moderarse en la lucha, y a mirar más allá de la edad y las características externas para profundizar en la línea política y actuar de acuerdo a la línea correcta.
Por ejemplo, para ayudar a crear condiciones para que las masas tomen el poder, en parte luchando contra el faccionalismo que surgió en varios lugares, el CRG desempeñó un papel importante reuniendo a líderes y delegados de facciones opuestas para ayudar a resolver problemas y ayudarlos a distinguir los desacuerdos graves de los secundarios. Y, al igual que Mao (quien había dicho que las premisas para una gran alianza son la destrucción del interés egoísta y la devoción completa al pueblo junto a desarrollar una lucha saludable), Jiang Qing vinculó estrechamente la cuestión de la conciencia con la posibilidad de unirse para formar grandes alianzas:
"Camaradas, si creéis que lo que tengo que decir es útil, entonces intentemos implementarlo. Debemos ser revolucionarios, seguir el pensamiento de Mao y no a miembros de ese grupo o de esa facción. La mentalidad ficticia es un rasgo pequeño-burgués; es la mentalidad de la fortaleza de la montaña, el departamentalismo o el anarquismo en su forma más seria... Es bueno que ambas partes hagan autocrítica... De esta manera, nos sentaremos y conversaremos y buscaremos un acuerdo sobre las cuestiones principales, preservando al mismo tiempo las diferencias sobre las cuestiones menores. Uniendo en los puntos principales: la revolución, la Gran Revolución Cultural Proletaria.
"... Si estáis del lado de la línea revolucionaria proletaria conducida por el presidente Mao, o del lado de la línea tomada por las ratas capitalistas, es una cuestión muy importante. En este indicio, si todos vosotros estáis luchando contra la parte superior del Partido en autoridad tomando el camino capitalista, ¿hay alguna razón para ser incapaz de unirse o no? Si juzgamos por vuestro carácter ficticio, creo que trabajáis por vosotros mismos y no por la revolución, por el pueblo y por el proletariado.
"... Debéis hacer grandes demandas en vosotros mismos y en vuestro propio grupo, y no en otros. Si os peleáis y lucháis armados, y apoderándoos de armas, no podéis mantener la cabeza fría ni podéis distinguir entre lo bueno y lo malo... Es fácil hacer la revolución contra los demás, pero es difícil hacerla contra uno mismo”.
Mao abordó esto desde otro ángulo: la posibilidad de mantener el poder político en sí. Hablando de la Revolución Cultural en marzo de 1967, resumió que la tarea principal es arrebatar el poder de los que toman el camino capitalista, pero dice: "esto no es en absoluto el objetivo. El objetivo es resolver el problema de las perspectivas globales. Es la cuestión de erradicar las raíces del revisionismo". Y argumentó: ¿cómo se puede considerar la GRCP como una victoria? En otras palabras, sin poder político, la transformación socialista no podría tener lugar, pero sin remodelar cada vez más la perspectiva ideológica, sería imposible sostener el poder.
Cuando Mao declaró que la clase obrera debe liderar todas las esferas de la sociedad, incluso en todos los aspectos de la cultura y de la superestructura, se dirigió especialmente a la educación y las artes. Habló de esto sabiendo que ofendería a algunos e irritaría a otros, puesto que los intelectuales básicamente no habían abandonado su visión burguesa. "Por favor, considere si este punto de vista no está actualizado", preguntó él retóricamente. 
Traducción: @Jiang69 y @amisirlou
Fuente: https://elgransaltoadelante.blogspot.cz/2016/12/jiang-qing-las-ambiciones_67.html

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